Ser criado en una familia cristiana, con mi padre como vicario, significaba que ir a la iglesia todos los domingos era algo normal para mí. Me enseñaron todos los conceptos básicos, sobre Dios y la Biblia, y aprendí a 'creer' en él, pero eso era prácticamente todo lo que pensaba que había para ser cristiano. A la edad de 6 años dije una oración que supuestamente 'invitó a Jesús a mi vida', pero esto no pareció hacer ninguna diferencia para mí; todavía no lo entendía completamente y seguí a la deriva durante los primeros años de mi vida. vida. Todo era bastante "normal" y mi vida no era diferente a la de los demás.
No fue hasta los 14 años cuando las cosas finalmente cambiaron cuando me di cuenta de lo que faltaba en mi vida. Después de escuchar algunos grandes discursos e historias inspiradoras de oradores cristianos, las enseñanzas de Jesús de repente comenzaron a tener un sentido completo cuando comencé a comprender el verdadero propósito detrás de los evangelios. Me encontré lleno del espíritu de Dios que me dio un gozo completamente nuevo que nunca antes había experimentado, y una confianza para vivir realmente lo que ahora realmente creía. Sabía que Dios siempre estaba conmigo y que a través de él podía hacer cualquier cosa.
Después de esto, la vida parecía tan diferente: ¡tenía una relación real con Dios! Y me sentí tan feliz. También me di cuenta del significado del pecado y que de hecho era un pecador, a través del egoísmo y la codicia, pero como resultado, comencé a entender lo que realmente significa ser perdonado, y eso es lo más asombroso. Ir a la iglesia tuvo mucho más sentido después de esto y comencé a leer más de mi Biblia, ansioso por aprender más de la palabra de Dios. Desde entonces, he aprendido mucho más sobre ser cristiano con el deseo de vivirlo y, como resultado, mi fe y mi relación con Dios se han fortalecido.
Sin embargo, esta relación no siempre ha sido perfecta. Por supuesto, ha habido muchas ocasiones en las que he seguido mi propio camino: muchas distracciones, dudas y tentaciones me han llevado por mal camino y me han dejado sintiéndome distante de Dios. Pero siempre me ha atraído hacia él y me ha ayudado a aprender a través de mis errores, cada vez fortaleciendo mi fe.
Dios ha hecho tantas cosas maravillosas en mi vida. Me ha ayudado en tiempos difíciles y ha respondido a muchas oraciones, incluso a las pequeñas cosas cotidianas. En momentos en los que he estado muy estresado, aprendí a entregarle todas mis preocupaciones y, como resultado, sentí completa paz y alegría en medio de todo lo que estaba sucediendo, ¡y eso es simplemente increíble! En Jesús encuentro alegría, paz, seguridad y un amor inquebrantable. Tengo una relación con un Dios maravilloso que me ama y me conoce de adentro hacia afuera, ¡y eso es todo lo que podría pedir!